Intel ha vuelto a congregar en San Francisco a la comunidad tecnológica internacional para compartir con especialistas y periodistas su visión de la Tecnología y la estrategia para los meses y años que vienen. En algunos casos los proyectos se quedan en una mera iniciativa, aunque en otros, lo que hoy se ve como una locura pasajera de algún científico excéntrico, acaba por convertirse en el invento del siglo dentro de tres o cuatro años. En realidad, en un evento como IDF lo que menos abundan son los científicos locos, y lo que más, excelentes profesionales que tratan de conjugar la metodología empresarial con la responsabilidad de tomar las decisiones que marcarán el camino del desarrollo tecnológico del futuro a medio y largo plazo. En el extremo, si una empresa como Intel decidiese fabricar gominolas y no procesadores, la forma de entender los ordenadores cambiaría radicalmente. Hay otras empresas que tomarían el relevo, desde luego, pero aunque sólo fuera por la ausencia de competencia, la forma de entender los ordenadores cambiaría de forma sustancial. Craig Barret, Intel Chairman, abrió la presente edición de IDF en San Francisco con una presentación inspiradora (no en vano el título era “Inspiring innovation”) y con un espíritu con marcadas connotaciones filatrópicas y visionarias.
Intel y la artesanía del Silicio
Intel se define a sí misma como una “Silicon Company”. Es decir, como una compañía dedicada a procesar Silicio, el material con el que se fabrican los microprocesadores. Sus propiedades como semiconductor hacen que sea la elección adecuada para la fabricación de procesadores, componentes electrónicos e incluso paneles solares para convertir la energía del Sol en electricidad. En última instancia, de lo que se trata es de convertir arena en Tecnología.
Y además, tecnología conectada. Sin Internet y las redes de comunicación los avances exponenciales que han tenido lugar en los últimos años no tendrían sentido. Al final, tantos ordenadores, consolas, pantallas, Internet, cámaras, móviles… todos estos elementos tecnológicos que forman parte de nuestras vidas cotidianas tienen que servir para algo. Estamos viviendo y siendo testigos del nacimiento y consolidación de la Revolución Tecnológica, al igual que en los dos siglos pasados tuvo lugar la Revolución Industrial. El primer tren de vapor fue poco menos que una atracción de circo, al igual que el primer avión o el primer coche. Eran gadgets industriales que con el paso del tiempo dejaron de ser el centro de atención en sí mismos para dejar paso a industrias, negocios y redes de comunicación y transporte que hoy son tan imprescindibles como transparentes para los usuarios. A poco que nos despistemos incluso no sabremos en qué modelo de avión estamos viajando, o se nos olvidará la cilindrada del coche que estamos conduciendo. Importa más que en el tren haya un bar o pongan una buena película que el tren en sí mismo aunque viaje a 300 Km/h.
En Tecnología se puede encontrar un cierto paralelismo. Poco a poco los productos en sí mismos pierden protagonismo en favor de su utilidad, y poco a poco se construyen modelos de negocio y servicios alrededor de ellos. Los ordenadores están detrás de herramientas como Google, o Amazon, o Facebook. Cada vez que accedemos a Messenger estamos usando cientos de ordenadores con información cruzada. Tecnologías que cuestan millones de euros, pero que son transparentes para nosotros que probablemente estaremos usando un ordenador de 400 euros o menos si es posible. O de 4.000 euros. Lo mejor es que hay la posibilidad de elegir precio, tamaño, color o velocidad. Y en esta transición, es importante darse cuenta de que la Tecnología es necesaria, y lo será aún más en los años venideros tanto para ser competitivos como para no quedarse atrás y perder oportunidades. Arthur C. Clark afirmó que cuando se trata de Tecnología, se tiende a sobrevalorarla a corto plazo y a infravalorarla a largo plazo. No se trata de obsesionarse con ella, ni acabar negándola. Sólo hay que integrarla en el día a día de acuerdo con nuestras necesidades. Y ya se está viendo que prescindir de ella ya supone estar en desventaja. Sin ir más lejos, a la llegada al aeropuerto de San Francisco intentar alquilar un coche presencialmente en los mostradores de cualquiera de las 10 compañías presentes en la terminal de llegadas es una tarea casi imposible. En ninguna admitían clientes que no tuviesen ya una reserva previa a través de Internet. Y lo mismo para los tickets para visitar Alcatraz. Y es sólo el principio. Las compras son más fáciles en Estados Unidos a través de portales online como Amazon. Y más baratas. La Tecnología permite ahorrar tiempo, ahorrar dinero, minimizar la incertidumbre y elegir con más conocimiento de causa.
Intel Developer Forum y la nueva realidad inventada
Al final, IDF trata precisamente de estos temas y eso es lo que transmitió Barret en su charla. Y ya no sólo se habla del nuevo procesador Nehalem, o de Larrabee (que se habla y mucho), o de paneles solares. Se habla también del impacto que estos desarrollos tienen y tendrán en los usuarios, en sus experiencias lúdicas, profesionales o sociales. Del impacto en la economía mundial, en el medio ambiente, en las relaciones sociales y en el desarrollo personal. Desde luego que Intel trata de vender más que nadie, y obtener el máximo beneficio posible a partir de sus productos, y desde luego que sus trabajadores y ejecutivos y accionistas desean vivir bien a costa de sus negocios, pero se detecta una influencia cada vez mayor del sentido de responsabilidad social y corporativa.
Se habla también de fenómenos como “la realidad aumentada“, que consiste en la superposición de una capa de información extra sobre lo que vemos y sentimos, que permite precisamente “aumentar” la percepción de lo que nos rodea. Por ejemplo, poder ver en el móvil nuestra ubicación con datos en tiempo real sobre los monumentos que se encuentran en nuestra zona, o los datos de los habitantes o información sobre las tiendas y servicios que se encuentran alrededor. GPS en el móvil junto con conectividad 3G o WiFi y un software que sea capaz de “aumentar esta realidad” son algunos de los ingredientes de este cóctel tecnológico. La mejora de la calidad de vida, o el aumento de nuestra realidad “corporal” en lo que a salud respecta, por ejemplo, son otras aplicaciones donde lo que importa es el uso y la finalidad más que la forma concreta de implementación. El ocio multimedia y lúdico es otro aspecto que se beneficia directamente de esta nueva realidad inventada. Y sin ir más lejos, el término “visual computing” es otro de los temas centrales de esta edición de IDF. Craig Barret mostró algunos de estos conceptos en las demostraciones que acompañaron su presentación.
Somo testigos de un proceso de cambio único, testigos de una Revolución tecnológica que debería convertir a nuestro mundo y sociedad en un lugar mejor para vivir y convivir, con una calidad de vida excepcional y en un entorno favorable para que podamos dar rienda suelta a lo mejor de nuestra esencia como Seres Humanos. Quizás sea una utopía, pero en cierto modo es necesario encontrar un sentido y una finalidad para aquello que tiene influencia en nuestras vidas y nuestro entorno.
En próximos comentarios, el centro de atención serán los productos. Que haberlos los hay, y seguramente tan interesantes como controvertidos. Nehalem, Larrabee, Movilidad, Atom, almacenamiento de estado sólido… Y más en Muy Computer desde San Francisco.
Manuel Arenas