Albert González, un norteamericano hijo de inmigrantes cubanos, ha protagonizado el caso de robo informático más importante de los Estados Unidos. Durante cuatro años se estuvo inflirtando en las redes de los supermercados y organismos financieros para robar las coordenadas bancarias de sus clientes.
Y todo ello, con ayuda de dos cómplices (de origen ruso) y un “medio sofisticado” informático, desarrollado por ellos mismos.
Después de haberse “forrado”, dice ahora que tiene una enfermedad parecida al autismo y que por eso, hacía lo que hacía. El juez no le ha creído, y le ha condenado a 20 años de cárcel y a devolver a los perjudicados todo el dinero que les robó.